La importancia del topdressing en greens

El Dr. Paul Miller, profesor de manejo de césped y manejo de campos de golf de Scotland’s Rural College analiza el importante tema del topdressing con un visto bueno al pasado.
Cuando Old Tom Morris regresó de Prestwick a St. Andrews en 1864, se dispuso a mejorar la condición del links con “su carretilla y su pala”.
Con su arduo trabajo, Old Tom produjo mejoras a los greens que, “en lugar de encontrarse en su estado natural como antes, ahora son rolados cuidadosamente con un rolo pesado, cortados con una máquina y regados en clima seco con agua de un pozo que ha sido excavado cerca de cada uno de ellos. El putting se hace más parejo y mejor, y mucho más uniforme”.
En el mismo año en que James Balfour escribió estas palabras, hubo informes de Gulane, que fue sede del Scottish Open de 2015 sobre que “los greens están suaves como el terciopelo y perfectos en todos los aspectos”.
Las expectativas habían cambiado para fines del siglo XIX, tanto que las condiciones naturales de las superficies de putting ya no se consideraban más aceptables, y los pioneros del manejo de césped, tal vez notando que las partes más lisas y finas de los links eran las que naturalmente recibían una cobertura de arena regular leve, establecieron y desarrollaron prácticas destinadas a producir mejoras. La condición de uniforme y “liso” en los greens se volvió un problema primario y fue durante este período que surgió la práctica de aplicar topdressing a los greens, inmortalizada en el mantra que se le atribuye a Tom Morris al impartir órdenes a su asistente David Honeyman: “Más arena, Honeyman, más arena”.
Pero podríamos ir más atrás en el tiempo que fines de los 1800 en esta historia y considerar la naturaleza de los antiguos lugares destinados al juego del golf. Todos los viejos links están compuestos de arena, depositada por la acción de las mareas y los vientos, y la visita a una playa de arena en un día ventoso demuestra que la remoción y el depósito de arena continúan siendo un proceso dinámico. Por lo tanto, sería una conclusión justa que el topdressing de arena de los céspedes costeros es un fenómeno natural que condujo a las condiciones en la cuales el golf experimentó su desarrollo inicial. Las especies de césped nativas de estos lugares arenosos y ventosos se habían adaptado para resistir a la cobertura frecuente de la corona con arena, y la necesidad de producir continuamente macollos, estolones y rizomas para regenerar un nuevo crecimiento era un requisito.
El hecho de que el topdressing se aplique a los greens de cualquier composición de césped, y que todos resistan, implica que todos los céspedes tienen una capacidad de regeneración mediante la formación de macollos, pero yo sospecho que hay diferencias de tolerancia entre distintas especies. La arena también servía para alisar las superficies y diluir la dura lignina de las festucas, produciendo una suficiente actividad de aire y microorganismos para permitir su descomposición.
Nuestras prácticas de topdressing modernas imitan ese proceso natural y conducen al mismo resultado: greens firmes y uniformes en los cuales el jugador de golf puede sentirse seguro de ser recompensado por un putt bien pegado.
El topdressing puede haber sido un proceso natural y una práctica instintiva para los pioneros del manejo del césped, pero para nosotros, en el siglo XXI, las bases científicas son vitales en nuestra búsqueda por aprender y comprender lo que está “bien”. Por supuesto, lo que es bueno para una circunstancia determinada puede no ser bueno para otra.
Primero que todo, necesitamos considerar las razones para aplicar topdressing y, en mi opinión, hay un par de objetivos que son bien claros, si bien se superponen. En primer lugar, estamos buscando mantener o mejorar el medio de crecimiento. En segundo lugar, el topdressing tiene como fin contribuir a un suelo uniforme y liso.
En el análisis del medio de crecimiento, existe un conjunto de pruebas reunidas en base a estudios tales como el Programa del STRI (Sports Turf Research Institute) que indica que los céspedes finos requieren un suelo que, a capacidad de campo, tenga una distribución de espacio poroso de 20-25% de aire y 20-25% de agua. Esta distribución de espacio poroso es una consecuencia de la distribución por tamaño de partículas (PSD) dentro del suelo, del porcentaje de la materia orgánica y del grado de compactación. Esta es la situación natural de los suelos arenosos de los antiguos links, y efectivamente es imitada en la recomendación moderna para la zona radicular de especificación de la USGA.
La acumulación de materia orgánica es un factor significativo, ya que retiene agua a expensas del aire, lo que significa que el medio de crecimiento no queda equilibrado; el agua extra genera superficies más blandas que son más difíciles de mantener uniformes. Por ello, en relación al medio de crecimiento, el topdressing sirve para mantener la distribución por tamaño de partículas y regular el contenido de materia orgánica mediante la dilución y al facilitar una descomposición microbiana a través del mantenimiento de los niveles de oxígeno.
Para los que se encuentran en suelos naturalmente arenosos, el mantenimiento de este medio de crecimiento “ideal” es mediante el topdressing con un material que combina con la zona radicular natural en términos de su distribución por tamaño de partículas. Recuerdo que hasta hace una década atrás, muchos clubes contaban con una duna o cantera de arena en el campo, que utilizaban con el fin de aplicar topdressing. Ésta es la situación ideal. La arena natural del lugar encaja bien con propiedades como el tamaño de partícula, el pH y la salinidad, y el sitio local está adaptado ecológicamente a ese material. Entiendo que esta práctica ha desaparecido por completo, y las arenas son traídas de otros lugares, lo que conduce a problemas sobre el grado de su adecuación.
En suelos más pesados, el contenido de aire se ve comprometido debido a la distribución del tamaño de partículas mezcladas y un contenido de humedad más elevado, y las prácticas de topdressing en esas situaciones pueden ser diferentes a las realizadas en arena. Si aplicáramos un topdressing de arena directamente sobre un green de suelo arcilloso nativo, una interface abrupta tendría lugar entre el material de topdressing y el suelo nativo. Para producir cualquier mejora debemos incorporar el material de topdressing al perfil del suelo. La práctica bien establecida es airear con sacabocados para retirar el material menos deseable y colocar topdressing para rellenar los orificios, incorporando el nuevo material en el perfil del suelo y minimizando el cambio abrupto y la formación de capas dentro del perfil. No todo el material aplicado entra en los orificios, por lo cual la superficie se vuelve gradualmente más seca, firme y arenosa.
En los dos escenarios descriptos anteriormente he asumido que el material de elección es arena sola. Ciertamente, el cambio que se ha producido en los últimos años ha sido aplicar topdressing con arena únicamente, pero hay instancias en las que se requiere algo con un poco más de “cuerpo”, y con esto quiero decir algo que retenga un poco más de retención de agua y con la capacidad de retener y liberar nutrientes. La materia orgánica también juega un rol vital en el funcionamiento del suelo como medio de crecimiento.
La selección del material correcto para el topdressing, y el control de su calidad, son elementos cruciales de esta historia, para los cuales contamos con la asistencia de los proveedores.
Otros aspectos importantes incluyen los tiempos, la frecuencia y las dosis de aplicación, por lo que para la preparación de este artículo publiqué una pregunta en la página de Facebook de la BIGGA sobre cómo abordan este tema los socios. Según mi experiencia, a lo largo de los últimos 30 años, ha habido un alejamiento de la práctica de realizar un par de topdressings intensivos (a inicios y fin de temporada), hacia un enfoque “poco pero frecuente” de topdressings mensuales. Tuve una excelente respuesta y aprecio a todos los que se tomaron el tiempo para publicar su respuesta. Dada la cantidad de respuestas y la pericia que se observa entre los integrantes de nuestra industria, no me debería haber sorprendido que las respuestas fueran tan variadas.
En términos de práctica general, “poco y frecuente” es el enfoque preferido, pero sólo en una relación de 2 a 1, y hubo un número de soluciones “híbridas”. Una es realizar un gran topdressing en primavera, con otras aplicaciones más livianas y frecuentes para complementarlo a lo largo la temporada. Los que realizan topdressings más intensivos en primavera y otoño, lo hacen como parte de un programa de aireación profunda con sacabocados y topdressing, incorporando el material en los orificios y siguiendo un proceso de “mejora del suelo”. En estas circunstancias hubo luego topdressings más livianos a lo largo de la temporada, lo que mantuvo la uniformidad y diluyó la materia orgánica. En otras situaciones, aquellas en las que los suelos son naturalmente más arenosos, el programa fue “poco y frecuente”, garantizando la uniformidad y diluyendo la materia orgánica a medida que se iba desarrollando.
Un topdressing intensivo alcanza las 50 toneladas en toda la superficie de los greens, mientras que uno “poco y frecuente” es una aplicación quincenal de hasta 12 toneladas.
Una consideración muy válida en torno a los programas de topdressing es la tecnología y la mecanización del proceso. La mezcla manual de topdressing, su esparcimiento manual y el uso de alfombras arrastradas por los greenkeepers a pie es algo que no he visto personalmente en mucho tiempo. En cambio, los procesos mecanizados han reemplazado ampliamente la naturaleza manual del trabajo y ahora hay expectativas de que el trabajo se realizará de esta manera y, en consecuencia, más frecuentemente. Una desventaja del enfoque “poco y frecuente” es el desgaste adicional que se produce en los cilindros y las cuchillas por la presencia constante de partículas de arena abrasivas. Más de una vez en las respuestas del Facebook se mencionó esta implicancia de un desgaste adicional en las máquinas y el requerimiento de afiladores locales si se ha de adoptar y aplicar la estrategia de “poco y frecuente”. Entonces estoy sugiriendo que la tendencia general a lo largo de los últimos 20 años, aproximadamente, hacia un topdressing “poco y frecuente” ha tenido lugar al mismo tiempo que los clubes han decidido realizar su mantenimiento de molinetes de corte dentro del mismo club, siendo que ambos temas se encuentran estrechamente vinculados.
Espero que este artículo les haya brindado un pantallazo general de dónde nos encontramos actualmente como industria en relación al topdressing, y sería muy bueno escuchar las opiniones de los lectores sobre sus propias prácticas. Estoy seguro de que hay entre ustedes quienes defienden el enfoque de “poco y frecuente” y otros el de “intensivo en primavera y verano”, así que por favor escríbannos y cuéntennos cuáles son sus métodos.
Inicié este artículo hablando de Old Tom Morris y refiriéndome a las expectativas cambiantes de los jugadores en el último siglo en relación a las superficies en las que juegan sus putts. Podría ser un lugar adecuado para terminar, ya que nos aceramos a otro Masters de Augusta. Las expectativas cambiantes de nuestros jugadores, de nosotros mismos, el cambio tecnológico y la mayor consciencia científica continúan llevándonos hacia una mejora.
Me pregunto qué pensaría Old Tom Morris de todo esto, y me pregunto también cómo serán nuestras prácticas de acá a un siglo.
El presente artículo fue aportado a TGM por la BIGGA (British & International Golf Greenkeepers Association) y extraído de su publicación Greenkeeper International.