Control localizado de malezas en collares de greens
Por el Ing. Agr. Ricardo de Udaeta
Los collares de greens (también denominados «fringe») suelen ser un sector sumamente sensible para el juego. Antiguamente los collares casi no existían, ya que se cortaban como fairway, y no había una diferenciación en altura entre collar y fairway. Con el avance del mantenimiento más refinado en los campos de golf, los collares se empezaron a destacar con un corte más bajo que el de los fairways (por lo general 8 a 10 mm en los collares), tornándose en un lugar de singular importancia en el mantenimiento.
¿Por qué esta necesidad de diferenciación? Los collares pasaron a ser casi una extensión del green, desde los cuales se puede jugar perfectamente el putter. También el corte a menor altura que el fairway permite que haya zonas de escape de pelota, donde se dejan collares muy amplios en zonas de pendiente, y en los cuales la pelota puede rodar varios metros alejándose del green. Esto constituye una defensa de la cancha, haciendo más complicado el juego de los entornos de los greens, especialmente para los buenos jugadores.
Por estos motivos, los collares deben contar con un césped lo más puro posible, sin malezas ni matas de césped que interfieran con el rodamiento de la pelota. Los tratamientos pueden realizarse en forma localizada o en cobertura, siempre teniendo cuidado de no afectar el césped del green. En las fotos, un tratamiento localizado para control de kikuyo sobre un collar de Tifway 419.