Pocos bunkers, pero bien mantenidos

Por el Ing. Agr. Ricardo de Udaeta.
Con el tiempo, las tendencias van cambiando, y es preciso adaptarse a los cambios. Cuando los bunkers eran verdaderos hazards, nadie se preocupaba por el estado de la arena o por la perfección del rastrillado. Estaba claro que, si caías en un bunker, tenías un castigo por un mal tiro y deberías recuperarte de allí de la mejor manera que pudieras. No existían los rastrillos autopropulsados, por lo cual los bunkers eran rastrillados por el personal de campo los viernes, y no se volvían a tocar hasta la semana siguiente. Los jugadores reparábamos los desniveles y las pisadas con el palo y los pies, y todos aprendimos a salir caminando hacia atrás de un bunker a medida que alisábamos la arena. Y, por supuesto, nadie esperaba encontrar un buen lie adentro de un bunker. Todo era cuestión de suerte.
Hoy en día, con el avance de la perfección en el mantenimiento de campos de golf, los bunkers se rastrillan casi todos los días con máquinas autopropulsadas y, si alguna pelota llega a encontrarse en un desnivel, en un sector con poca arena o bien donde la arena se encuentra más húmeda o más seca, todo es motivo de queja y hasta de enviar una carta al capitán de cancha. ¿Ha sido este un buen cambio en nuestro querido deporte? En mi opinión: NO. Pero es necesario adaptarnos: SI. Porque si algún club volviera a presentar los bunkers de antaño, muy probablemente los socios buscarían otro club a dónde ir.
Parte de esta adaptación llega de la mano de la reducción de la superficie de arena en las canchas. Ya que es muy caro mantener bunkers, tengamos pocos bunkers y bien mantenidos. Ese es el proceso en el cual se encuentran varios clubes, ya sea reduciendo el tamaño de sus bunkers, eliminando bunkers innecesarios y reubicando bunkers para que tengan un impacto en el juego y no impliquen solo mantenimiento. De esta manera, pocos bunkers, pequeños y bien ubicados, nos permitirán hacer un mantenimiento acorde con los presupuestos que se manejan hoy en día, en los cuales no hay margen para contar con una gran cantidad de mano de obra. En la foto: un magnífico bunker en The Olympic Club en San Franciso, preparado para un US Open.

